recaEn el año 1761 Claude Bourgelat convenció a Luis XV de la necesidad de establecer estudios veterinarios de forma similar a lo que se hacía en medicina humana de la cual él participaba por iniciativa propia.

Luis XV, conocido como el Rey Sol, siguió los consejos de su “Caballerizo Mayor Real”, con la complicidad del entonces ministro de finanzas Henry-Leonard Bertin a quien Bourgelat había conocido cuando aquel fue gobernador de Lyon en 1731 y dispuso la creación de la primera Escuela de Veterinaria que se instaló en Lyon el 4 de Agosto de 1761. Poco tiempo más tarde se abrieron tres escuelas en Francia, Alfort, París y Normandía y a partir de esas instancias de la historia, se fue repicando por todo el mundo la iniciativa, hasta nuestros días.

Es importante aprovechar la circunstancia para hacer un análisis de lo que ha sido y es la profesión veterinaria en cuanto a su participación en las distintas épocas y en la sociedad.

Es imprescindible recordar la importancia de la raza equina en toda la historia hasta la aparición de vehículos que utilizan combustibles derivados de carbón, pues el mundo se movía al influjo de lo que significaba el equino, ya sea como medio de transporte tanto de persona como de materiales; elemento fundamental en las instancias bélicas y también, dentro de otras muchas, como medio de recreación. Por ello que en toda Francia y en el mundo de la época existían importantes escuelas de equitación, una de las cuales, la de Lyon fue dirigida por Bourgelat.

Si realizamos un salto gigantesco de esa época a la actual, vemos que la situación ha cambiado en cuanto a las responsabilidades del veterinario, que ha incorporado una variedad de actividades a tal punto que ya no es más el “Médico Veterinario” de no hace mucho tiempo sino es un profesional definido como “Dr. en Ciencias Veterinarias” por la cantidad de orientaciones que la integran (se han identificado más de 42).

Tal vez al ciudadano común no le interese mucho este aspecto, pero sí y en gran medida, en lo que significa “el veterinario” como garantía de su salud y de la salud de toda la población. Esto se manifiesta no sólo desde el punto de vista de la protección frente a las enfermedades que provienen de los animales (zoonosis), sino también como principal instrumento en la inocuidad de los alimentos, la vía, tal vez más importante, de ingreso de procesos patológicos infecciosos, parasitarios, tóxicos, etc., que cada vez más, amenazan a las poblaciones del mundo.

Haciendo una discriminación somera tenemos que hoy el 62% de las enfermedades del ser humano, provienen de los animales; que cada año dos nuevas enfermedades pasan del animal al hombre y que la evolución de la vida al hacerse promedialmente más elevada, en su bienestar, también la hace más sensible a los agentes exteriores.

El veterinario respalda y protege uno de los componentes más importantes de la economía como lo son las producciones pecuarias que permiten, al mejorar las economías, mejores posiciones sociales.

Por lo anterior y por muchas cosas más, que no podemos incorporar en la presente, los 250 años de la profesión veterinaria deben ser motivo de consideración y valoración por la sociedad en general y no sólo por los profesionales veterinarios.

A su vez se debe exigir en forma permanente y sin pausa mayores avances científicos por lo que significan; considerando que un profesional académicamente correcto y actualizado es un soldado en la defensa de nuestra vida.

¡Felicidades profesión veterinaria y que siempre siga hacia adelante!

Dr. Ac. Recaredo Ugarte